Un momento de ternura y de piedad, Irene Cuevas
Me encontré con Un momento de ternura y de piedad de Irene Cuevas en una publicación de Instagram de literatura.o.barbarie que tenía como título: Libros raros para gente rara. Fui de cabeza. Y no me equivoqué. El tema del suicidio me toca muy de cerca, así que no podía dejarlo pasar cuando leí 'una diva suicida en potencia'. Algo parecido me pasó cuando escuché la frase con la que Juan Gómez-Jurado comienza Reina Roja: “Antonia Scott solo se permite pensar en el suicidio tres minutos al día." Esta frase que nombra algo que casi nadie se atreve a decir en voz alta, sacó el libro de mi larga lista de pendientes.
La novela de Cuevas combina humor negro, tristeza y ternura en un equilibrio tan extraño como eficaz. En 184 páginas el libro toca temas enormes como los roles invertidos entre madre e hija:
La novela de Cuevas combina humor negro, tristeza y ternura en un equilibrio tan extraño como eficaz. En 184 páginas el libro toca temas enormes como los roles invertidos entre madre e hija:
“Ya en ese puente las dos gestamos nuestros roles. El ratón y el gato. El coyote y el correcaminos. He tenido que darle muchas patadas después para que respirara, para que vomitara, para que abriera los ojos y me diera de comer.”
Esa compañía silenciosa que a veces basta cuando no puedes con la vida:
En el libro encontraremos referencias deliciosas para quienes aman la literatura: Sylvia Plath, Patricia Highsmith, Anne Sexton, Lucia Berlin... Mujeres que, como la autora, escribieron desde la herida y la ironía. Y otras referencias a la cultura pop como la icónica Nerea, la socorrista famosa por “la he liado parda”. En este libro Irene consigue que lo sublime y lo ridículo, lo literario y lo cotidiano, convivan sin problema, y eso suma encanto al libro.
La idea es original y atrevida, pero si tengo que ponerle pegas, una sería que me faltaron páginas: quería saber más, quedarme un rato más en ese universo. Y la otra que el texto carece de líneas de diálogo claras, lo que puede hacer que te pierdas un poco. Aunque, pensándolo bien, quizá sea intencionado, una forma de darle al texto ese aire de flujo de conciencia que encaja tan bien con el tema.
“Quiero saber por qué llora, pero no le pregunto, porque entonces tendría que contarle por qué lloro yo. Siempre que destapas una intimidad, aparece otra más grande y hoy ni siquiera puedo con la mía.”Y la amistad, esa que entiende sin explicar, que ofrece refugio sin pedir nada a cambio:
“Yo voy a estar aquí para cuidarte. Y, si necesitas cuidar a alguien, yo estaré aquí para que me cuides, ¿vale?”Aunque abundan los momentos de humor, para mí, la autora no trata los temas con ligereza ni insensibilidad. También puede que yo este curada de espanto en ese sentido. Y no sé si es porque estoy reflejando demasiado mis experiencias pero a mí el humor del libro me parece una herramienta de defensa frente al dolor, una forma de soportar lo insoportable.
En el libro encontraremos referencias deliciosas para quienes aman la literatura: Sylvia Plath, Patricia Highsmith, Anne Sexton, Lucia Berlin... Mujeres que, como la autora, escribieron desde la herida y la ironía. Y otras referencias a la cultura pop como la icónica Nerea, la socorrista famosa por “la he liado parda”. En este libro Irene consigue que lo sublime y lo ridículo, lo literario y lo cotidiano, convivan sin problema, y eso suma encanto al libro.
La idea es original y atrevida, pero si tengo que ponerle pegas, una sería que me faltaron páginas: quería saber más, quedarme un rato más en ese universo. Y la otra que el texto carece de líneas de diálogo claras, lo que puede hacer que te pierdas un poco. Aunque, pensándolo bien, quizá sea intencionado, una forma de darle al texto ese aire de flujo de conciencia que encaja tan bien con el tema.
En resumen, me gusta cómo Irene logra escribir sobre lo más duro con tanta belleza, es un libro que, para mí, duele y acaricia al mismo tiempo. Un momento de ternura y de piedad es recomendable para quienes buscan una lectura breve y ligera. Y es perfecta para quienes disfrutan de historias con humor negro que te siguen resonando incluso después de cerrar el libro.
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