Sinceridad en el CV

Podemos normalizar ya lo de ser sincero buscando trabajo, ¿no?
Porque vivo en un país donde hasta los políticos mienten en el CV y aquí no pasa nada, todos duermen tranquilos por las noches. Y mientras tanto estoy yo, intentando hacer las cosas bien y quedando como una pringada porque parece que decir la verdad es de ingenuos. Y la gente, tan tranquila, diciéndome: “bueno, es que todo el mundo miente”. Ah, pues genial. Si todos se tiran del puente, ¿me tiro yo también? Pues por lo visto sí, porque si no mientes no pasas el primer filtro. Menudo sistema.
Y lo más gracioso es que hasta mi psicóloga, a la que tengo aprecio, me dice que hinche un poco el CV, que “adapte el mensaje”, que “me venda mejor”, lo que me saca de quicio. Perdón por no saber mentir. Perdón por intentar tener principios en pleno 2025. Puedo aprender rápido, menos a encontrar trabajo, y como encima es algo que todo el mundo en las ofertas ya ni vale, ya no destaca, se ha convertido en ruido de fondo.

Lo que sí sé es que, si me tratas bien en un trabajo, me quedo. Aunque no sea lo que estudié, aunque no sea lo que esperaba. Ya sé lo que NO quiero, porque lo he vivido: precariedad, liderazgo con amenaza velada, jefes a los que les da igual lo que sacrifiques para cumplir los plazos mágicos que han vendido, trabajos que valoran más calentar la silla que trabajar bien, lugares en los que irte a tu hora se ve como un insulto personal, etc .
Ojalá saber con la misma claridad lo que sí quiero, pero bueno, supongo que eso se descubre probando. Lo malo es que es difícil conseguir las oportunidad.

Si encajo, si me siento bien, me implico. No tengo más misterio.

Otra cosa que me revienta es la hipocresía corporativa. Las empresas se venden como si fueran sitios maravillosos. ¿Te suena el bingo? Respeto, transparencia, conciliación, ambiente familiar, propósito, buen rollito, cultura people-first (les encanta hacerse los jóvenes y bilingües), etc. Si todo eso fuera verdad, no tendrían que repetirlo tanto. Son valores que en muchas empresas sabemos que no se cumplen, que se quedan en la web corporativa y en el PowerPoint de turno. Y aun así, tenemos que tragarnos el teatro de “¿estás alineada con nuestros valores?”, poner la sonrisa, decir que sí, que claro, que me siento súper identificada, mientras por dentro sabes que no, que lo que quieren no son valores, es obediencia y buena cara. Y si te sales del guion, next.

Y mucha simpatía y palabrería, pero luego muchos no tienen ni un minuto para enviarte un simple “no has sido seleccionada”. La frase estrella: “debido al alto volumen de solicitudes… si no te contestamos en dos-tres semanas, asume que no”. Venga ya. Eso se puede automatiza en diez minutos. Tan "modernos" para unas cosas pero para otras...
Pero eso sí: cuando ellos te llaman, esperan que cojamos el móvil al segundo, con una sonrisa, súper motivados, saltando de alegría por trabajar por el salario mínimo. Que sepamos perfectamente quiénes son aunque no se presenten, como si no tuviésemos nosotros un alto volumen de ofertas aplicadas. Y que tengamos que decirles que es “nuestro sueño” trabajar con ellos y no que necesitamos el dinero para vivir y alimentar a nuestras mascotas.

Y yo intentando ser honesta, y parece que el sistema me penaliza por ello, parece que la sinceridad es un error de fábrica. Mira que he intentado adaptarme, de verdad. Pero es que llega un punto en el que adaptarse es literalmente ir contra una misma. Y ahí, ya ves, se me da fatal.

Comentarios