Invisible, Eloy Moreno

¿Quién no ha deseado alguna vez ser invisible? ¿Quién no ha deseado alguna vez dejar de serlo?
Invisible, de Eloy Moreno, narra la historia de un niño que sufre acoso escolar y que, ante el dolor y la incomprensión, se refugia en su propio mundo interior, lo que le deja profundamente solo. Pero es su manera de sobrevivir, su superpoder: volverse invisible.

Había leído que los cambios entre tercera y primera persona eran confusos, y lo confirmo: incluso sabiendo la premisa, me costaba seguirlos. Cada vez que la narración pasaba a tercera persona, tenía que hacer un pequeño esfuerzo por ubicar de quién hablaba. Los primeros capítulos buscan generar suspense, pero en mi caso solo consiguieron desorientarme. Presenta a los personajes sin terminar de hacerlo, quizá buscando esa sensación de que cualquier personaje podría ser cualquiera. En ese sentido sí me funciona la decisión de que el protagonista no tenga nombre, porque ahí sí veo claramente la intención de universalizar la historia, de que podamos imaginar a cualquier niño, incluso a nosotros mismos, en su lugar.

La narración es repetitiva. Lo entiendo: el lenguaje y el ritmo apuntan a un público muy amplio, especialmente joven, y la reiteración ayuda a reforzar ideas. Aun así, eso hace que la lectura pueda resultar plana o poco profunda para lectores adultos. Lo curioso es que, gracias a esa repetición, a mí se me hizo más ágil. Mi cerebro iba más rápido: “esto ya lo he leído”, “esto ya sé por dónde va”. También ayudan los capítulos cortos, que aceleran la lectura. Es cierto que esa estructura hace más evidente el cambio de voces narrativas, pero al mismo tiempo da la sensación de avanzar con rapidez y poder parar en cualquier momento sin dejar un capítulo a medias.

El libro aborda el bullying con claridad, subrayando la idea de que todos podemos ser parte del problema, que no basta con no ser el agresor: quien mira hacia otro lado, quien calla, quien prefiere no implicarse, también contribuye. Ese mensaje es importante y necesario, pero creo que la ejecución no siempre está a la altura.

Hay comparaciones y reflexiones que me chirrían, especialmente las que menosprecian ciertas profesiones, como si trabajar en una pizzería fuera el ejemplo perfecto de fracaso. Ese discurso de “si no estudias acabarás en un trabajo mediocre” reproduce una visión clasista y desconectada de la realidad. Además, asume que cada uno puede elegir libremente su destino laboral… cuando todos sabemos que no es así y más en el momento actual. A mí me criaron con aquello de “estudia y trabajarás en lo que quieras” y aquí estoy, intentando pagarme un psicólogo para aprender a gestionar la frustración (y otras cosas).

También noto que el libro intenta abarcar muchos puntos de vista en muy pocas páginas, y eso impide profundizar en ninguno. Me habría gustado que se detuviera más, que desarrollara mejor a algunos personajes y sus motivaciones.

Y, siendo sincera, creo que la serie adapta mejor el cierre de la historia y sentí que los personajes evolucionaban más. Aunque yo eliminaría, sin dudarlo, todo lo relacionado con el momento de Kiri y la pulsera.

Invisible es un libro necesario, con un mensaje potente y una estructura muy accesible, ideal para sensibilizar a los más jóvenes. Pero si buscas una narración literaria más profunda o personajes que crezcan y se arriesguen, probablemente te sabrá a poco. Eso sí: genera conversación, y a veces, eso es exactamente lo que hace falta.

Para finalizar os dejo un detalle curioso, que no puedo evitar compartir: parte de la serie se grabó en Braojos, un pueblo de Madrid, que no es el mío pero he vivido muchas cosas allí. Es un sitio que merece la pena visitar y más si os gusta la historia bélica o perderte en la naturaleza.

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