Rendición, Ray loriga
Rendición, premio alfaguara de novela 2017, me parece una fábula futurista donde la perfección no es perfecta. Es una novela breve, pero densa en lo que remueve, ofreciendo una visión intimista, cruda e introspectiva de un posible futuro. Cuenta con una narración que a algunos les ha resultado impersonal, monótona y fría, y que a mí me enganchó, diría que es la voz de alguien que ha aprendido a sobrevivir sin hacer ruido. Una voz cansada y lúcida. La calma de quien ya ha visto demasiado.
En la novela se nota que Loriga bebe de Zamiatin en Nosotros y toma el testigo de las sociedades perfectas Huxley; roza la sombra de 1984 de Orwell.
Loriga deja caer frases que hacen más daño que si vinieran en mayúsculas. “Desde que empezó la guerra, las sospechas han hecho más daño que las balas.”
Y con estas frases no busca predicar, o no me lo pareció. Loriga no viene con soluciones fáciles. Solo cuenta. Cuenta a un hombre intentando ser padre, intentando amar, intentando ser humano. No es un hombre que se rebela desde adentro, sino uno que simplemente no puede adaptarse. Su resistencia no nace de una rebelión ideológica sino de una incapacidad visceral de encajar: “Dicen que se puede sacar a un hombre de su comarca fácilmente, pero que es mucho más difícil sacar la comarca del interior de un hombre.” Y es que la Ciudad Transparente es todo lo contrario a lo que él conoce. Es transparencia absoluta, sin secretos ni espacio para la intimidad. En ese mundo, todo es visible, vigilado y controlado con la sonrisa puesta. Y en esa ausencia de sombra, el libro explora: cómo la falta de privacidad mata el alma antes que el cuerpo. “Hemos follado un par de veces desde que nos dijeron que tendríamos que irnos, no sabemos si en la ciudad transparente se podrá seguir follando. Es bien sabido que la transparencia afecta a la intimidad.” Estamos en un lugar donde la privacidad es sacrificada en el altar de la vigilancia y el orden. Y Loriga no teme mostrar la parte escatológica de esa nueva realidad, porque también forma parte del entorno deshumanizado: “Olor no hay ninguno, así que una cosa por la otra. En el mundo en el que vivíamos antes, la mierda se veía menos pero olía mucho más.”
Rendición es fácil pero no es superficial. Es corto pero no es vacío. Es una fábula futurista que habla de nuestro presente más de lo que nos gustaría admitir.
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